La queja

Entre clase y clase de la Facultad, me tomo unos minutos para redactar esta reflexión.
Mientras voy caminando por la calle, sentada en el colectivo, programas de televisión (que cada vez miro menos), Facebook, Twitter (el cual cerré por el mismo motivo), incluso en las mismas clase a las que concurro, oigo y hasta siento instalada la queja constante...

¿Y de qué se quejan las personas?
Del país, de los políticos, de los vecinos, de los comerciantes, de la familia, de los padres, de los compañeros del trabajo, de los compañeros de la facultad, de los compañeros de sus hijos, de la sociedad toda, del mismo trabajo, de la misma Universidad, y la lista de temas por quejarse es realmente muy extensa.

Al principio, algo en mí decía: "No te enojes, ayudalos... Escuchalos... Entendelos porque deben tener un motivo para hacerlo." Sin embargo, eso no me confortaba. Sentía y sabía que había algo más allá.

Pasado el tiempo fui entendiendo lo siguiente; no era por no querer ayudar o no querer entender, sino que comprendí que la queja es un estado de comodidad, que quien se instala en la queja no se responsabiliza de su Sentir.
Que hay una voz interna que llama a la Reflexión, para poder avanzar hacia el siguiente peldaño. Mas eso implicaría hacerse responsable de lo que se siente... De lo que se dice y hace; y esa coherencia, aunque a simple vista se creyera cumplir, no siempre es así. 

Cada vez que siento sueño, ¿duermo?; cada vez que siento hambre, ¿como?; cada vez que ... ¿hago lo que siento?... Eso, a mi parecer, es respetarse. 

Aprender a respetarme, implica mostrar respeto también por los demás (situaciones o personas), y es respetándo-nos que empezamos a entender a los demás. Aprender a discernir entre el Ego y el Ser, dejando de lado el aspecto mental y conectando con nuestro Corazón. 

Tal es así, que cuando escucho/siento mi Corazón, desaparece la queja en mí. ¿Por qué ocurre esto? Simplemente porque cuando estoy en conexión conmigo misma, sé que todo está bien. Y es empezando por mí, que las cosas cambiarán a favor de un Plan Mayor. 


Por eso, desde este Espacio te propongo que te tomes cinco minutos al día para agradecer todo lo que tienes, haces, vibras, sientes desde el Amor... 

Empezar a mirar el vaso medio lleno y dejar de pensar lo que "debería ser" o que "podría" ser mejor... 

Los milagros ocurren, y es con el Corazón abierto que llegan. 
Sólo es cuestion de Confiar. 



Con afectuoso respeto te saluda, 
Florencia | Mujer es Paz 






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